Sociedad lectora

Concepto

Escribimos y leemos por necesidad, utilizando las diversas formas de ejercitar la lectura en soportes, procedimientos, signos…, cada vez más plurales y abiertos a los cambios tecnológicos y sociales. En cierto modo, la expresión sociedad lectora remite sus señas de identidad a esta circunstancia, poniendo de manifiesto las variadas opciones que tiene la lectoescritura como creación y expresión, palabra y diálogo; todas ellas son exponentes visibles de procesos de información y comunicación cuya creciente com- plejidad solo puede ser explicada e interpretada en clave social. En este sentido, aun aceptando que tanto la lectura como la escritura se remiten a un quehacer personal, por la naturaleza y el alcance de sus realizaciones siempre deben ser valoradas como una contribución decisiva al desarrollo educativo y cultural de la sociedad, hacia el mundo exterior y hacia el interior de cada sujeto en su condición ciudadana.

Una sociedad lectora es, por tanto, una sociedad que lee y escribe reflexionando sobre sí misma, que, al tiempo que activa los múltiples lenguajes que ambas prácticas indu- cen textual y contextualmente, agranda sus oportunidades de enseñar y aprender, de vivir y convivir. Es este un concepto emergente que, en su confluencia con otras expresiones –sociedad educadora, sociedad cognitiva, sociedad red, etc.–, trata de ampliar los horizontes cívicos del conocimiento, la libertad, la equidad y la justicia social.

Análisis

La lectura es una práctica motivada e inducida por la sociedad: tiene valor social y se nutre de valores sociales, abriéndonos a la comprensión del mundo en toda su diversidad. La lectura, dirá Marchesi (2005: 17), «nos pone en contacto con otros sentimientos, otras experiencias y otras vidas. Nos ayuda a distanciarnos de nosotros mismos, a viajar por el tiempo y por el espacio, a conocer nuevas culturas y nuevas realidades, a ser, de alguna manera, más humanos».

En definitiva, la lectura brinda la oportunidad de crear mejores sociedades. Las personas leen con ese afán, ya que de él depende en buena medida la concreción del derecho a la educación y a un mayor bienestar individual y colectivo, que pasa
–inequívocamente– por el desarrollo integral de las personas, de un pensamiento y de una acción que sean verdaderamente libres y autónomos. Como diría Emilio Lledó (2002: 14), los libros, la lectura, la literatura… no son solo «principio y origen de libertad intelectual», sino más bien un «universo de idealidad libre, un territorio de infinita posibilidad». En la lectura se hace posible lo que incluso no es: partici- par de experiencias, sentimientos, saberes, realidades, ideales… narrados por otros, socializándonos y recreándonos permanentemente en el vínculo social, a través de la educación. Como hemos expresado en otra ocasión: «cualquier sociedad que quiera educar a sus ciudadanos debe valorar la lectura en su justa medida. No se puede entender una sociedad educadora sin la lectura» (Yubero, Caride y Larrañaga, 2009).Tampoco podrán entenderse en toda su extensión los significados inherentes al término «sociedad educadora» si en él no tienen cabida lo que hemos dado en llamar «alfabetizaciones múltiples» y sus diferentes modos de mirar y expresar la realidad, en los formatos impresos y digitales, como productores y consumidores de mensajes, muchos de los cuales se generan interactivamente. La alfabetización ciudadana, del presente y del futuro, no puede eludir que las tradicionales formas de comunicarse a través del habla y de la escritura, debido a los avances que se han producido en los dispositivos tecnológicos y en la concepción semiótica de la sociedad, «disponen hoy de nuevos artefactos que, más allá de su aprendizaje mecánico, conllevan la com- prensión de otros lenguajes y códigos culturales» (Lacasa, 2010: 51).

Implicaciones

Aunque las imágenes conceptuales de lo que identificamos como sociedad lectora parecen aproximarnos mucho más a los discursos teóricos que a las prácticas edu- cativas y sociales, todo indica que en su utilización anida un valor estratégico funda- mental para la construcción pedagógica de las competencias y habilidades lectoras, de la formación cultural de nuestras sociedades y de un posicionamiento crítico –y alternativo– ante la deriva distractora, frívola y banal de lo que Vargas Llosa (2012) califica como la «civilización del espectáculo».

Desde la lectura como experiencia humana cotidiana, hasta su sentido coyuntural o histórico para una determinada comunidad (rural o urbana), pasando por su represen- tación en las artes escénicas, las vivencias lectoras intergeneracionales y comunitarias, o la animación sociocultural, ya sea con fines recreativos u orientados a la educación del ocio…, son algunos ejemplos de los sugerentes recorridos que la expresión «sociedad lectora» ofrece a la ciudadanía y a su fortaleza democrática. Una tarea en la que están convocados a implicarse activamente las instituciones escolares, los medios de comuni- cación social, los centros cívicos y los servicios sociales, los equipamientos culturales, etc.

En las actas del XXII Seminario Interuniversitario de Pedagogía Social «Sociedad edu- cadora, sociedad lectora», celebrado en Cuenca en septiembre de 2008 (Yubero, Caride y Larrañaga, 2009) y en las del XXVI Seminario Interuniversitario de Teoría de la Educación «Lectura y Educación», que tuvo lugar en Lloret de Mar en 2007 (SITE,
2008), queda constancia de lo mucho y bueno que se puede hacer en este ámbito.

 

Referencias

Lacasa, P. (coord.) (2010), «Alfabetizaciones
múltiples», Cuadernos de Pedagogía, n.º
398, pp. 51-79.

Lledó, E. (2002), «Necesidad de la literatura»,
en VV. AA., Una invitación a la lectura,
pp. 11-16, Madrid: El País.

Marchesi, A. (2005), «La lectura como estrategia
para el cambio educativo», Revista
de Educación, número extraordinario,
tema monográfico «Sociedad lectora y
educación», pp. 15-35.

SITE (2008), Lectura y Educación, Cerdanyola
del Vallès: Universitat Autònoma
de Barcelonahttp://pendientedemigracion.ucm.es/info/site/docu/26site/actas26site.pdf 

Vargas Llosa, M. (2012), La civilización del
espectáculo, Madrid: Alfaguara.

Yubero, S., Caride, J. A. y Larrañaga, E.
(coords.) (2009), Sociedad educadora,
sociedad lectora, Cuenca: Ediciones de la
Universidad de Castilla-La Mancha.

Fecha de ultima modificación: 2014-04-01